"el aleteo de las alas de una mariposa, se puede sentir al otro lado del mundo" (proverbio chino)
Caminaba detrás de él, como guardándole la espalda y pensaba en la de veces que él lo había hecho conmigo. Podía sentir su respiración agotada y su esfuerzo por continuar, aunque exhausto. Aún en su debilidad intentaba demostrar su firmeza pero el cuerpo no le ayudaba.
Le observaba atentamente, cada paso, cada peldaño que subía injustamente en su dificultad y se me vinieron a la cabeza un sinfín de imágenes de antaño, vividas con otra alegría. Menos mal que no podía ver mis ojos porque él es también de lágrima fácil.
Sentí como se me encogía el corazón y me invadió el miedo. Miedo porque me dí cuenta que todavía no estaba preparada para perderlo.
A. Aroca
Le observaba atentamente, cada paso, cada peldaño que subía injustamente en su dificultad y se me vinieron a la cabeza un sinfín de imágenes de antaño, vividas con otra alegría. Menos mal que no podía ver mis ojos porque él es también de lágrima fácil.
Sentí como se me encogía el corazón y me invadió el miedo. Miedo porque me dí cuenta que todavía no estaba preparada para perderlo.
A. Aroca
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca
mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
Historia de Cronopios y de Famas - Julio Cortázar
Será por eso que a esta mariposa nunca me gustaron los relojes.
Concha Buika & Chucho Valdes Las Simples Cosas
preciosa letra.
porque las simples cosas son las que llenan la vida,
"*Gracia"*
No sé que es ni en que consiste, pero sé que está ahí, que me llena, que
me inunda y me fortalece, que me serena, y devuelve a mis labios la
sonrisa, y la chispa perdida a mis ojos. Me devuelve el pulso tranquilo,
y cura la ansiedad de mi pecho, aminora mis pasos y levanta mi cabeza al
horizonte para que deje de buscar por los suelos la sombra de mis huesos..
No sé que es ni en que consiste, pero algunos lo llaman "gracia",
derramada sobre mí, para limpiar el lodo que me cubre, para que pueda
respirar y sentirme viva otra vez. Esa gracia que no sé si merezco pero
que me llega como caída del cielo y atina en el blanco, cuando ya no es
tan blanco, ni espera nada.
De "gracia" surje la palabra agradecida, por tener su hombro siempre
dispuesto, sus manos siempre abiertas y su presencia, tan incondicional
como su amor.
A. Aroca
No sé que es ni en que consiste, pero sé que está ahí, que me llena, que
me inunda y me fortalece, que me serena, y devuelve a mis labios la
sonrisa, y la chispa perdida a mis ojos. Me devuelve el pulso tranquilo,
y cura la ansiedad de mi pecho, aminora mis pasos y levanta mi cabeza al
horizonte para que deje de buscar por los suelos la sombra de mis huesos..
No sé que es ni en que consiste, pero algunos lo llaman "gracia",
derramada sobre mí, para limpiar el lodo que me cubre, para que pueda
respirar y sentirme viva otra vez. Esa gracia que no sé si merezco pero
que me llega como caída del cielo y atina en el blanco, cuando ya no es
tan blanco, ni espera nada.
De "gracia" surje la palabra agradecida, por tener su hombro siempre
dispuesto, sus manos siempre abiertas y su presencia, tan incondicional
como su amor.
A. Aroca
EL PEREGRINO
Como un ímpulso que te lleva a mover un pie tras otro, así el camino se
descubre delante de ti y se diluye a tu espalda evaporando las huellas
dejadas paso a paso, creando así un instante único cuando tu
planta toma contacto con la tierra.
No estás solo, muchas siluetas se reflejan junto a tu sombra pero el
peregrinaje es propio, es tuyo y te pertenece tanto la bocanada
de aire que inhalas en cada pisada.
Ser peregrino no es un estado, es una condición; el verdadero peregrino
ni siquiera necesita camino físico, ni fechas en el calendario. He visto mucho
peregrinar sin moverse del sitio. Es como un tao, una meditación, una
búsqueda espiritual.
Así como el andariego, que no tiene casa fija, el peregrino en busca de
ese sentido de libertad necesita caminar, explorar el mundo con las
zuelas de sus zapatos o con el alma; ambos son espíritus libres aunque
el peregrino sabe que su viaje es transitorio, sabe que en un momento u
otro tiene que regresar. Su viaje es un peregrinaje, es un camino de ida
y vuelta, una búsqueda interior, un reconocerse en sus propios pasos
para volver a empezar tantas veces como lo necesite a lo largo de su
existencia.
Ese es el verdadero significado del peregrino, el destino, el fin de su peregrinación,
Como un ímpulso que te lleva a mover un pie tras otro, así el camino se
descubre delante de ti y se diluye a tu espalda evaporando las huellas
dejadas paso a paso, creando así un instante único cuando tu
planta toma contacto con la tierra.
No estás solo, muchas siluetas se reflejan junto a tu sombra pero el
peregrinaje es propio, es tuyo y te pertenece tanto la bocanada
de aire que inhalas en cada pisada.
Ser peregrino no es un estado, es una condición; el verdadero peregrino
ni siquiera necesita camino físico, ni fechas en el calendario. He visto mucho
peregrinar sin moverse del sitio. Es como un tao, una meditación, una
búsqueda espiritual.
Así como el andariego, que no tiene casa fija, el peregrino en busca de
ese sentido de libertad necesita caminar, explorar el mundo con las
zuelas de sus zapatos o con el alma; ambos son espíritus libres aunque
el peregrino sabe que su viaje es transitorio, sabe que en un momento u
otro tiene que regresar. Su viaje es un peregrinaje, es un camino de ida
y vuelta, una búsqueda interior, un reconocerse en sus propios pasos
para volver a empezar tantas veces como lo necesite a lo largo de su
existencia.
Ese es el verdadero significado del peregrino, el destino, el fin de su peregrinación,
porque no todo lo que anda errante está perdido.
Maroka
Maroka
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