Caminaba detrás de él, como guardándole la espalda y pensaba en la de veces que él lo había hecho conmigo. Podía sentir su respiración agotada y su esfuerzo por continuar, aunque exhausto. Aún en su debilidad intentaba demostrar su firmeza pero el cuerpo no le ayudaba.
Le observaba atentamente, cada paso, cada peldaño que subía injustamente en su dificultad y se me vinieron a la cabeza un sinfín de imágenes de antaño, vividas con otra alegría. Menos mal que no podía ver mis ojos porque él es también de lágrima fácil.
Sentí como se me encogía el corazón y me invadió el miedo. Miedo porque me dí cuenta que todavía no estaba preparada para perderlo.

A. Aroca

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja un comentario

QUIEN HA VIVIDO MUCHAS TORMENTAS Hay una tierra devastada, destruida por un temporal que el destino caprichoso hace volver una y otra ...