LA ACTITUD ES TODO.

Normalmente no somos conscientes del tiempo que pasamos quejándonos. La queja es lo primero que tenemos a mano ante situaciones que nos
disgustan, o que nos hacen daño. Estamos tan acostumbrados a quejarnos que incluso comentamos: "ya sé que no sirve de nada, pero así me desahogo".

Desahogarse está bien, pero la queja como única herramienta no soluciona
nada y es una auténtica pérdida de tiempo.

Cuando uno se da cuenta de lo inútil que puede resultar una queja
constante, deja de quejarse y reacciona; bien, actuando para cambiar
esas condiciones desfavorables o bien, si la situación no es modificable
por el momento, siendo consciente de ello, aceptando la realidad y
empleando su energía en una paciente espera de circunstancias mejores
que sin duda llegarán si uno se mantiene centrado y no se pierde en
argumentaciones y falacias que de nada sirven.

Es difícil desacostumbrarse a esa expresión de nuestro "yo" que tiene
demasiado derecho a todo, que relativiza las cosas a su conveniencia,
que genera demasiadas expectativas sobre, que lo mantiene en jaque para
demostrar a los demás que es mejor de lo que verdaderamente es... Sí, es
difícil desacostumbrarse a todo eso que nos han inculcado pero el
esfuerzo merece la pena.

A veces, puede ser de gran ayuda verse reflejada todos los días en un
espejo. La actitud es todo.


A. Aroca
VOLVER

Puedes perderte, escabullirte, despistarte, escaparte, enredarte, aislarte, esconderte...mientras que no te olvides que tienes un lugar al que regresar, una vida a la que volver cuando te serenes.

Yo lo hago mil veces, tal vez porque no sé otra forma distinta de sanar y recomponerme.

@Maroka

NENEH CHERRY woman





 Neneh Cherry, vino al mundo el mismo día que yo, - el príncipe Eduardo, también- pero bueno, ésta me gusta más, así que felicidades Neneh. 
BORRAR Y EMPEZAR

Es fácil borrar un acrílico, basta con frotar suavemente con una esponja
húmeda para eliminar la pintura y volver a utilizarlo. La primera vez
apenas si se notan los restos de pigmentos y se puede cubrir nuevamente
el lienzo con otro dibujo. La segunda vez, el proceso va dejando huellas
sobre la superficie aunque se pueden disimular los fallos con una buena
capa de esmalte aplicada sobre el área afectada. La tercera vez es más
complicado; no solo arrastras el color sino pequeñas partículas de tela
que dejaran surcos en el liso entelado convirtiéndolo así en una
superficie rugosa donde el pincel ya no resbalará con la suavidad del
principio, sino que se deslizará en un terreno áspero, irregular y
susceptible de romperse a la más mínima presión.

Aún así, se insiste, porque es tu dibujo, porque quieres seguir
pintando, porque quieres plasmar aquello que tenías en mente cuando lo
comprastes. Tanto tiempo y tanto esfuerzo empleado en esa obra que se
desmorona por momentos y con la que ya no sabes que hacer para
remediarla. Se insiste nuevamente, aunque ya con poca ilusión ante lo
que se prevee que va a ser una chapuza, pero sigues poniendo interés
intentando arreglar lo que se ha echado a perder, engañándote con la
idea de que con la próxima pasada de esmalte, todo va a quedar como
nuevo, como si nada hubiera pasado, queriendo eliminar con agua lo que
una vez se tiñó de color.

El resultado es desastroso, se arrastra la pintura y la tela a la vez,
la superficie se vuelve impracticable y el resultado no es otro que el
cubo de la basura.

No hay duda que el lienzo se compró con ilusión para realizar algo bello
pero a veces, buscando la perfección, se ha borrado demasiado para
empezar de nuevo y el soporte, se ha echado a perder.

Lo mismo, pasa con las relaciones.


A. Aroca
Rescatando textos antiguos, me encontré algo como ésto.
Espero que os guste.

EL ALMA

Me gustaría saber dónde se encuentra exactamente el alma, a mí me
parece que debe estar cerca del corazón pero no estoy segura porque el
alma -si está viva- está en continuo movimiento. Cuando decimos que
tenemos el alma en los pies, o que se nos ha ido el alma a la boca,
significa que no es estática, que se mueve por nuestro interior aunque
si después de tanto movimiento tuviese que descansar en un sitio fijo,
seguro que éste no se encuentra muy lejos del pecho.

El alma es la esencia de la persona, lo más valioso que tenemos, lo más
sagrado.

El alma debe estar siempre llena aunque sea de silencios. De
nostalgias, de amor, de música, de ideas, de esperanza, de generosidad,
de gratitud, de ilusiones, de bondad... de todo aquello que la mantenga
viva y en su sitio aunque de vez en cuando te recorra el cuerpo con
algún que otro sobresalto.

El alma debe iluminar a la persona con su propia luz, y esta luz, será
el destello de su mirada. Seguro que alguna vez habéis escuchado eso
de : "mira con los ojos del alma".

El alma no es que tenga ojos, pero llena tu iris de pedacitos de ella y
eso se nota.


A. Aroca

*Nº 1*


¡Me tengo que levantar, me tengo que levantar! Se repetía mentalmente
mientras apretaba los puños sobre la mesa, tan fuerte que llegó a
clavarse las uñas en la palma de la mano. El dolor la hizo reaccionar y
aunque el pensamiento de levantarse se refería más bien al estado
anímico, saltó de la silla como un resorte, cogió un cigarrillo y salió
corriendo de aquél lugar, de aquella jaula de puertas abiertas hacia un
espacio exterior donde recuperaba el aliento de nuevo, donde la
respiración que se había quedado atascada en la boca del estómago volvía
a fluir, donde aspiraba aire fresco aunque ese aire estuviese
contaminado de angustias y humo.

Le bastaban unos minutos para reponerse y volver más calmada pero ésta
vez era distinto; ésta vez traía peso acumulado de otra jaula y, una
pesada viga de hierro estaba a punto de romperse sobre su cabeza. El
acto, la voluntad de ponerse de pie y salir echando leches era algo
inconsciente, como un acto reflejo, algo así como cuando te quemas y
retiras la mano del fuego; pero levantar el ánimo, las ganas, el
entusiasmo, la fuerza..., eso necesitaba algo más que un paseo por los
exteriores, hubiera necesitado cambiar no solo de espacio sino de piel.

Recorría aquellos pasillos rodeados de un verde sin esperanza, verdes
teñidos de otoño, verdes camuflaje para desaparecer entre ellos como las
lagartijas que serpenteaban por delante de sus pies y se escondían en la
maleza.

Estaba a punto de claudicar, de rendirse; era más fácil en ese momento
caer que luchar porque para luchar hay que mantenerse en pie y para eso
se necesita un mínimo de esfuerzo; ella no tenía fuerzas, ni ganas; "
gastada, sin pellejo" que es lo mismo que decir: en carne viva, donde
todo traspasa y hiere con más facilidad. Así se sentía.

Pensó que era mejor dejarse caer sobre el suelo y que la jauría de lobos
hambrientos acabasen con ella de una vez que salir corriendo; por otra
parte, ¿correr a dónde?, a dónde iba a ir sin nadie en quién poder
confiar, sin nadie en quién poder apoyarse, sin nadie a quién poder
contarle la verdad de lo que le estaba sucediendo.

También podía acurrucarse sobre la pared y morirse de frío, o inanición;
tal vez, -fantaseaba una forma de finalización- inhalando el monóxido de
carbono producto de una mala combustión, así por lo menos, tendría una
muerte dulce. Una mala combustión sería la descripción perfecta para esa
amalgama de circunstancias que estaban confluyendo en ese momento en su
vida y en su persona.

Alegorías de una mente cansada que en su desesperación, imagina posibles
vías de escape que no se llegarían a materializar porque nadie que
albergue un mínimo de fe -y a ella, le sobraba- podría
cometer la atrocidad de atentar contra su propia vida.

Cuando se está en un callejón sin salida, lo único que se desea es
desaparecer; cuando hay un gran peso en el alma, lo que menos cuenta es
la integridad del cuerpo físico. Al fin y al cabo, no era tan distinta
del resto de los mortales aunque no encontrara su lugar entre ellos.

Aún no sé que es lo que la salvó de todo aquello, tal vez fue su fe
inquebrantable, o quizás fueron aquellos verdes otoñales que empezaron a
florecer, o su fortaleza desconocida, quién sabe... Ella solía decir:
"siempre hay salida" y puede que en el fondo, esa convicción acabó
rescatándola, cuando comprendió y aceptó que la salida tiene muchas
puertas que no vemos cuando nos obcecamos en la única que no podemos
atravesar.

A. Aroca

QUIEN HA VIVIDO MUCHAS TORMENTAS Hay una tierra devastada, destruida por un temporal que el destino caprichoso hace volver una y otra ...