EL BOULEVARD DEL TIEMPO
Mucho dejaba a mis espaldas pero caminé sin volver la vista atrás, como
el que abandona un territorio hostil, con la esperanza en la boca, con
los sueños guardados en los bolsillos, aún calientes.. No sé en que
momento pasé de un año a otro, no sé en que instante sin magia, crucé la
frontera. No lo sentí, no podía sentir porque me había congelado en el
tiempo. Ahora, a pocos metros de la aduana, contemplo el paisaje en el
boulevard de un estado que se llama presente. No tengo prisa por
recorrer caminos, voy a paso lento, ya no tengo necesidad de alcanzar a
nadie. Poco a poco, voy descongelándome, desintoxicándome,
descongestionándome, deshabituándome, desconectándome, descodificándome
y todos los estados en "des" que alguna vez limitaron mis pasos.
Ahora solo camino, con la mirada puesta en el trecho que tengo delante,
no más allá de lo que mis ojos puedan ver. No ansío nada más pues todo
lo que necesito, lo llevo sobre mi corazón y en mis bolsillos.
A. Aroca