"el aleteo de las alas de una mariposa, se puede sentir al otro lado del mundo" (proverbio chino)
EL HOMBRE, ¡QUE GRAN INVENTO!
El hombre es ingenuo por
naturaleza, aún cree en la venida de un salvador. Y no hablo de
gracia sino de “cracia” que es un sufijo de origen griego que
indica gobierno o sistema.
Sí, el hombre es
ingenuo, poco racional y falto de criterio individual.
Cuando dicen que es el
único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, -y tres, y
cuatro...-, es porque no reconoce que la piedra aunque cambie de
forma, nombre o color, sigue siendo piedra y mantiene intacta todas
sus propiedades.
El hombre, enfervorizado,
se adhiere a las masas donde encuentra cobijo porque en realidad, no
sabe estar solo, porque no está seguro de sí mismo, porque es más
fácil y cómodo seguir la corriente que marcar la diferencia.
Y mientras va
coleccionando piedras, cayéndose y levantándose, el hombre en vez
de evolucionar conscientemente -esto es, aprender- se ampara en un
mundo aprendido de vanidades que no le permite ningún tipo de
autocrítica pero sí mucho de engreímiento ejerciendo la falsa
modestia.
Es un desorden manifiesto
donde no se ve la viga en el ojo propio pero sí la paja en el ajeno.
Esa es la supremacía del hombre y lo que nos diferencia del resto de
los animales.
Nos movemos en un mundo
titulado con el nombre de muchos valores cuando en realidad lo que
hay es un submundo interior antagónico que por ingenuidad -voy a
llamarlo así- no reconocemos como nuestro.
El hombre... ¡que gran
invento!
A. Aroca
¿POR QUÉ COLECCIONAMOS COSAS?
Seguro que alguna vez habréis coleccionado cosas como billetes de
autobús "capicúa", posa vasos de los diferentes bares de tu juventud,
carnets de la universidad, o de algún club de fútbol, llaveros, estampas
de tu película favorita, entradas de conciertos, postales recibidas,
periódicos o cajitas de cerillas como las de la foto.
¿Que es lo que nos mueve a coleccionar cosas?
Según un artículo de la revista "muy interesante", a través de los
objetos fijamos nuestra identidad, establecemos un comportamiento ritual
y nostálgico que da sentido a nuestra biografía. Nos reconocemos en los
objetos que abarrotan casas y cuerpos. Las personas que coleccionan
cosas, desde canicas a obras de arte, se sienten impulsadas
principalmente por un deseo de realización personal. El placer que
supone la posesión de un conjunto de cosas radica en la acumulación, por
encima de la necesidad, y cada objeto es significativo en la medida en
que es rico en historia y en asociaciones imaginarias y reales. El
excedente de esta acumulación suele ser regalado, cambiado o destruído.
En mi opinión personal, yo creo que muchos coleccionábamos billetes
capicúa porque se puso de moda y posavasos, cerillas y entradas de
concierto porque sin duda, debimos pasarlo tan bien en su día que
quisimos perpetuar el recuerdo materializandolo en un objeto.
A. Aroca
Seguro que alguna vez habréis coleccionado cosas como billetes de
autobús "capicúa", posa vasos de los diferentes bares de tu juventud,
carnets de la universidad, o de algún club de fútbol, llaveros, estampas
de tu película favorita, entradas de conciertos, postales recibidas,
periódicos o cajitas de cerillas como las de la foto.
¿Que es lo que nos mueve a coleccionar cosas?
Según un artículo de la revista "muy interesante", a través de los
objetos fijamos nuestra identidad, establecemos un comportamiento ritual
y nostálgico que da sentido a nuestra biografía. Nos reconocemos en los
objetos que abarrotan casas y cuerpos. Las personas que coleccionan
cosas, desde canicas a obras de arte, se sienten impulsadas
principalmente por un deseo de realización personal. El placer que
supone la posesión de un conjunto de cosas radica en la acumulación, por
encima de la necesidad, y cada objeto es significativo en la medida en
que es rico en historia y en asociaciones imaginarias y reales. El
excedente de esta acumulación suele ser regalado, cambiado o destruído.
En mi opinión personal, yo creo que muchos coleccionábamos billetes
capicúa porque se puso de moda y posavasos, cerillas y entradas de
concierto porque sin duda, debimos pasarlo tan bien en su día que
quisimos perpetuar el recuerdo materializandolo en un objeto.
A. Aroca
MURO DE CONTENCIÓN.
Nada puede traspasarlo; inmóvil en su posición, nada es capaz de
resquebrajarlo, ni de conmoverlo, ni siquiera por sus poros se filtra un
átomo de luz.
Las emociones son contenidas, controladas y calculadas al máximo; su
cuerpo es rígido y su sonrisa forzada, sus ojos aún brillan por momentos
aunque tienen viso de quedarse opacos.
Tiene la cabeza sobre los hombros, es un ganador de la vida, aunque yo
diría que no es una victoria justa.
En la guerra, ninguna victoria es justa ni mucho menos dulce; todos son
perdedores aunque solo es uno el derrotado, normalmente es aquél que no
ha sabido mantener intacto su muro de contención.
A. Aroca
Nada puede traspasarlo; inmóvil en su posición, nada es capaz de
resquebrajarlo, ni de conmoverlo, ni siquiera por sus poros se filtra un
átomo de luz.
Las emociones son contenidas, controladas y calculadas al máximo; su
cuerpo es rígido y su sonrisa forzada, sus ojos aún brillan por momentos
aunque tienen viso de quedarse opacos.
Tiene la cabeza sobre los hombros, es un ganador de la vida, aunque yo
diría que no es una victoria justa.
En la guerra, ninguna victoria es justa ni mucho menos dulce; todos son
perdedores aunque solo es uno el derrotado, normalmente es aquél que no
ha sabido mantener intacto su muro de contención.
A. Aroca
REGALAR EL OÍDO
Una persona que habla mucho,
solo se escucha a sí misma;
una persona que habla poco,
tiene mucho que decir.
Las palabras son como hileras
de sonido que a veces,
no significan nada.
Aquél que se deja embaucar
por su oído, está perdido.
Las palabras las arrastra el viento,
cuanto más vacías, más lejos.
A. Aroca
Una persona que habla mucho,
solo se escucha a sí misma;
una persona que habla poco,
tiene mucho que decir.
Las palabras son como hileras
de sonido que a veces,
no significan nada.
Aquél que se deja embaucar
por su oído, está perdido.
Las palabras las arrastra el viento,
cuanto más vacías, más lejos.
A. Aroca
Sobre la Libertad
K r i s h n a m u r t i.
Debemos ser libres, no para hacer lo que nos plazca, sino libres para comprender muy profundamente nuestros propios instintos e impulsos.
La libertad no es para hacer lo que nos antoja, sino que consiste mas bien en estar libres de todo el tormento de la vida, de nuestros problemas, ansiedades, miedos, heridas psicológicas y de todo el conflicto que hemos tolerado en nosotros mismos y en el mundo.
Estar por completo libres internamente del "Yo" sin ser absorbidos por algo - ya sea un paisaje, una idea, etc..., es la esencia de la belleza"
K r i s h n a m u r t i.
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