UNO SABE
Uno
sabe de las miserias del mundo, de las enfermedades, de las
soledades, de las angustias, de las terribles historias que surcan la
vida de algunos. Sí, uno sabe pero solo de oídas porque lo lee en
las noticias, o lo ve en algún documental de la televisión. Tal vez
el drama surge en algún conocido o es comentado entre cervezas en
alguna charla entre amigos.
Todos
sabemos que existen estas cosas y hacemos una mueca de espanto como
si por un momento nos imagináramos en dicha situación pero pronto se
nos olvida porque nuestra mente enseguida busca como escaparse de
esa imagen, de esa punzada en el corazón, y pasamos a otra cosa,
porque así es la vida, frase por cierto muy recurrente en estos
casos que nos obliga a la resignación de saber que eso existe y a la
esperanza, a la vez, de que no nos toque vivirlo.
Sí,
uno sabe pero no lo vive. Es difícil saberlo incluso cuando lo
tienes cerca, mientras no atraviese tu corazón, mientras no te raje
tu piel; uno no puede saber aunque lo tenga al lado, aunque lo vea
con sus ojos. Uno solo puede hacerse cargo y dejar que se le encoja
el alma, pero no puede saberlo, no puede ni siquiera imaginárselo.
A. Aroca
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