Veía a personas hablando en nombre de la libertad, y cuanto más defendían
este derecho único, más esclavas se mostraban de los deseos de sus
padres, de un matrimonio
en el que prometían quedarse junto al otro «el resto de su vida», de la
báscula, de los regíme-
nes, de los proyectos interrumpidos a la mitad, de los amores a los que
no se podía decir «no»
o «basta», de los fines de semana en que se veían obligadas a comer con
quien no deseaban.
Esclavas del lujo, de la apariencia del lujo, de la apariencia de la
apariencia del lujo. Esclavas
de una vida que no habían escogido, pero que habían decidido vivir
porque alguien las había
convencido de que era mejor para ellas. Y así seguían en sus días y
noches iguales, donde la
aventura era una palabra en un libro o una imagen en la televisión
siempre encendida, y cuan-
do una puerta cualquiera se abría, siempre decían: «No me interesa, no
me apetece.»
¿Cómo podían saber si les apetecía o no si nunca lo habían intentado?
Pero era inútil preguntar:
en verdad, tenían miedo de cualquier cambio que viniese a sacudir el
mundo al que estaban
acostumbradas.
.........
............... .................... ................

No me arrepiento de los momentos en los que sufrí, llevo mis cicatrices
como si fueran medallas,
se que la libertad tiene un precio alto, tan alto como el precio de la
esclavitud; la única diferencia
es que pagas con placer y con una sonrisa, incluso cuando es una sonrisa
manchada de lágrimas.


*El Zahir de Paulo Coelho. *

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja un comentario

QUIEN HA VIVIDO MUCHAS TORMENTAS Hay una tierra devastada, destruida por un temporal que el destino caprichoso hace volver una y otra ...