UNA DE PERROS

Vas paseando por la calle tranquilamente y de repente algo se te cuela entre los pies, haces malabares para no pisarlo y das un traspiés intentando mantener el equilibrio para no caerte mientras su dueño tira tranquilamente de la correa elástica y sonríe como si le hiciera gracia que su pequeño perro casi me dejara caer. ¡que gracioso!  maldita la gracia que me hace a mí. No tengo nada en contra de los perros, los pobres no entienden, pero sus dueños, esos que los lanzan varios metros a través de la goma elástica y los recogen como si fuesen un "yo-yo", a esos, les diría que si quieren llevar al perrito de paseo, lo hagan en el parque y no en una acera atestada de gente donde no cabemos ni los humanos. Por no hablar de los regalitos que van dejando por el pavimento porque claro, tener un perro implica una responsabilidad para la que muchos no están aún preparados.   

A. Aroca