_*COMO UNA PELÍCULA. *_



Me di cuenta que nunca fui tan consciente del tiempo, de su transcurso,
de su futilidad, de su fugacidad hasta que no entré allí y pasé algunas
tardes con ellos; sobretodo con ella, cercana a los noventa y con
alzheimer progresivo.

Yo que la conozco desde que nací, miro su vida y puedo contala como una
película, aunque no haya terminado aún, pero con esa edad y esa
enfermedad, es difícil tener otra perspectiva más generosa que la de
esperar a que la alcance la muerte.

Quiero decir, que una vida solo es un transcurso de tiempo, que tiene un
principio, una trama y un final desconocido pero seguro. Algunas
películas son más largas y otras, apenas se quedan en cortometraje; eso
es algo que nosotros no decidimos, a nosotros lo único que nos queda es
intentar que el contenido de la misma sea lo mejor posible y que
disfrutemos con ella, aunque algunas escenas parezcan horrorosas, para
algo somos los protagonistas.

No solo es su historia, es la de todos ellos, la que te cuentan
agradecidos de que los escuches, de que le prestes un poco de atención o
le ofrezcas una cara amable porque aunque muchos han perdido la noción
del tiempo, no han extraviado la sonrisa.

Pensamos que manejamos el tiempo porque contamos los días que faltan
para el fín de semana, calculamos la fecha de las vacaciones y más a
largo plazo, podemos plantearnos la jubilación o la liquidación de la
hipoteca, pero no somos conscientes en realidad del paso del tiempo por
nosotros mismos, por nuestra vida.


Me hace pensar todo aquello, me hace sentirme joven a pesar de mis años.
Cuando a veces me he preguntado si se podía empezar de nuevo a los
cincuenta, me respondo a mí misma que sí, que se puede empezar de nuevo
a la edad que sea y todas las veces que haga falta mientras se conserve
la cordura, mientras la memoria te asista, mientras te brillen los ojos
y no te des por muerto antes de tiempo porque la película se terminará
algún día y nos archivarán con un título en una estantería, como tantos
y tantos rollos cinematográficos de los que nadie se acuerda.


A. Aroca
¿Que es la felicidad?


Para mí, que he sido muy feliz, y también muy infeliz, pasando por
épocas intermedias, puedo decir que la felicidad no se puede atrapar
porque no es algo que se pueda definir ni concretar en una sola cosa.

La felicidad es difícil de encontrar sólo porque la buscamos en lugares
equivocados, normalmente en la posesión de objetos o en el
reconocimiento o el amor de otras personas.


La confundimos con otros estados como la satisfacción, la alegría, el
bienestar o la seguridad, pero la felicidad no es tener un coche nuevo,
o una casa grande, o un armario lleno de ropa. Tampoco es estar con la
persona a la que amas esperando que te haga feliz, ni viajar por Europa,
ni tener la cuenta corriente cargada de ceros.


La felicidad es algo mucho más sencillo que todo eso; es un estado al
que se llega a través de una sensación de plenitud interior, de paz con
uno mismo y armonía con el resto, por eso no se puede buscar en el
exterior porque sólo encontraríamos sucedáneos con efectos efímeros. La
felicidad no tiene pasado ni futuro, no depende de nada ni de nadie,
solo de ti mismo, de la conciencia plena sobre ti mismo.


Yo he creído muchas veces que era feliz o infeliz,- equivocadamente-,
porque era un estado que no emanaba directamente de mí, sino de
circunstancias o personas ajenas. Hoy, sin embargo, me siento en paz,
plena, consciente de lo que soy y de dónde estoy, llena de mí, a pesar
de las circunstancias mejores o peores de cada día; puedo sonreír sin
tener un motivo especial.

Creo por tanto, que este estado es lo más parecido a lo que según mi
escala de valores, se corresponde con lo que significa felicidad.


A. Aroca
LA ACTITUD ES TODO.

Normalmente no somos conscientes del tiempo que pasamos quejándonos. La queja es lo primero que tenemos a mano ante situaciones que nos
disgustan, o que nos hacen daño. Estamos tan acostumbrados a quejarnos que incluso comentamos: "ya sé que no sirve de nada, pero así me desahogo".

Desahogarse está bien, pero la queja como única herramienta no soluciona
nada y es una auténtica pérdida de tiempo.

Cuando uno se da cuenta de lo inútil que puede resultar una queja
constante, deja de quejarse y reacciona; bien, actuando para cambiar
esas condiciones desfavorables o bien, si la situación no es modificable
por el momento, siendo consciente de ello, aceptando la realidad y
empleando su energía en una paciente espera de circunstancias mejores
que sin duda llegarán si uno se mantiene centrado y no se pierde en
argumentaciones y falacias que de nada sirven.

Es difícil desacostumbrarse a esa expresión de nuestro "yo" que tiene
demasiado derecho a todo, que relativiza las cosas a su conveniencia,
que genera demasiadas expectativas sobre, que lo mantiene en jaque para
demostrar a los demás que es mejor de lo que verdaderamente es... Sí, es
difícil desacostumbrarse a todo eso que nos han inculcado pero el
esfuerzo merece la pena.

A veces, puede ser de gran ayuda verse reflejada todos los días en un
espejo. La actitud es todo.


A. Aroca
VOLVER

Puedes perderte, escabullirte, despistarte, escaparte, enredarte, aislarte, esconderte...mientras que no te olvides que tienes un lugar al que regresar, una vida a la que volver cuando te serenes.

Yo lo hago mil veces, tal vez porque no sé otra forma distinta de sanar y recomponerme.

@Maroka

NENEH CHERRY woman





 Neneh Cherry, vino al mundo el mismo día que yo, - el príncipe Eduardo, también- pero bueno, ésta me gusta más, así que felicidades Neneh. 
BORRAR Y EMPEZAR

Es fácil borrar un acrílico, basta con frotar suavemente con una esponja
húmeda para eliminar la pintura y volver a utilizarlo. La primera vez
apenas si se notan los restos de pigmentos y se puede cubrir nuevamente
el lienzo con otro dibujo. La segunda vez, el proceso va dejando huellas
sobre la superficie aunque se pueden disimular los fallos con una buena
capa de esmalte aplicada sobre el área afectada. La tercera vez es más
complicado; no solo arrastras el color sino pequeñas partículas de tela
que dejaran surcos en el liso entelado convirtiéndolo así en una
superficie rugosa donde el pincel ya no resbalará con la suavidad del
principio, sino que se deslizará en un terreno áspero, irregular y
susceptible de romperse a la más mínima presión.

Aún así, se insiste, porque es tu dibujo, porque quieres seguir
pintando, porque quieres plasmar aquello que tenías en mente cuando lo
comprastes. Tanto tiempo y tanto esfuerzo empleado en esa obra que se
desmorona por momentos y con la que ya no sabes que hacer para
remediarla. Se insiste nuevamente, aunque ya con poca ilusión ante lo
que se prevee que va a ser una chapuza, pero sigues poniendo interés
intentando arreglar lo que se ha echado a perder, engañándote con la
idea de que con la próxima pasada de esmalte, todo va a quedar como
nuevo, como si nada hubiera pasado, queriendo eliminar con agua lo que
una vez se tiñó de color.

El resultado es desastroso, se arrastra la pintura y la tela a la vez,
la superficie se vuelve impracticable y el resultado no es otro que el
cubo de la basura.

No hay duda que el lienzo se compró con ilusión para realizar algo bello
pero a veces, buscando la perfección, se ha borrado demasiado para
empezar de nuevo y el soporte, se ha echado a perder.

Lo mismo, pasa con las relaciones.


A. Aroca

QUIEN HA VIVIDO MUCHAS TORMENTAS Hay una tierra devastada, destruida por un temporal que el destino caprichoso hace volver una y otra ...