LAS HUELLAS QUE VAS DEJANDO. Reflexión para el fín de semana.
Nuestros pasos no son invisibles aunque pueda parecer que pasamos
inadvertidos o que somos ignorados porque no se produce ningún tipo de
manifestación. Nada de eso, nuestros pasos van dejando una huella
imborrable en nuestro camino y en el de aquellas personas que coinciden
con nosotros en el tiempo y el espacio.
Cuando alguien piensa en ti, lo hace desde ese rastro que vas dejando,
no importa si caminas de puntillas o si vas pisando fuerte, todas tus
huellas quedan grabadas en el mapa de la vida. Tus pasos son un vestigio
de tu actitud y el conjunto de todas ellas crean un perfil muy
aproximado de tu persona, por eso tus huellas dicen mucho más de ti
que tus propias palabras.
A. Aroca
Nuestros pasos no son invisibles aunque pueda parecer que pasamos
inadvertidos o que somos ignorados porque no se produce ningún tipo de
manifestación. Nada de eso, nuestros pasos van dejando una huella
imborrable en nuestro camino y en el de aquellas personas que coinciden
con nosotros en el tiempo y el espacio.
Cuando alguien piensa en ti, lo hace desde ese rastro que vas dejando,
no importa si caminas de puntillas o si vas pisando fuerte, todas tus
huellas quedan grabadas en el mapa de la vida. Tus pasos son un vestigio
de tu actitud y el conjunto de todas ellas crean un perfil muy
aproximado de tu persona, por eso tus huellas dicen mucho más de ti
que tus propias palabras.
A. Aroca
INFORMACIÓN SENSORIAL
Te imaginas si pudiésemos recibir información sensorial presionando cada
parte del cuerpo del otro, sería como pulsar un botón y empezar a sentir.
Presionaría suavemente sobre tus sienes para saber que pasa por tu
cabeza; Si quisiera saber que has mirado con más intensidad, te cubriría
los ojos dulcemente, y tus labios con la yema de mis dedos para adivinar
a quien has besado por última vez. Te rozaría el lóbulo de la oreja y
sabría que es lo que te gustaría oir y mantendría pulsada junto a la
tuya, mi lengua, para descubrir tus más secretos paladares.
Así, en un estado más avanzado, podría utilizar además de mis dedos, las
palmas de mis manos para tocar tu pecho y saber quien ocupa tu corazón,
o mantendría tu pulgar entre mis dientes para ver cuanto dolor eres
capaz de soportar. Te aprisionaría entre mis muslos para comprobar tu
resistencia y te pisaría los pies para indagar tus últimos paseos.
Echaría el peso de mi cuerpo sobre el tuyo para sentirme como tu te
sientes y después de comprobar cada parte de tu geografía corporal, cada
estado de tus sentidos, dejaría que entraras en mi cuerpo para que de
una sola presión supieras de forma sensorial todo lo que soy y lo que he
sido.
A. Aroca
Te imaginas si pudiésemos recibir información sensorial presionando cada
parte del cuerpo del otro, sería como pulsar un botón y empezar a sentir.
Presionaría suavemente sobre tus sienes para saber que pasa por tu
cabeza; Si quisiera saber que has mirado con más intensidad, te cubriría
los ojos dulcemente, y tus labios con la yema de mis dedos para adivinar
a quien has besado por última vez. Te rozaría el lóbulo de la oreja y
sabría que es lo que te gustaría oir y mantendría pulsada junto a la
tuya, mi lengua, para descubrir tus más secretos paladares.
Así, en un estado más avanzado, podría utilizar además de mis dedos, las
palmas de mis manos para tocar tu pecho y saber quien ocupa tu corazón,
o mantendría tu pulgar entre mis dientes para ver cuanto dolor eres
capaz de soportar. Te aprisionaría entre mis muslos para comprobar tu
resistencia y te pisaría los pies para indagar tus últimos paseos.
Echaría el peso de mi cuerpo sobre el tuyo para sentirme como tu te
sientes y después de comprobar cada parte de tu geografía corporal, cada
estado de tus sentidos, dejaría que entraras en mi cuerpo para que de
una sola presión supieras de forma sensorial todo lo que soy y lo que he
sido.
A. Aroca
DEUDAS POR PAGAR
En esto de imaginar -de lo que tengo bastante experiencia-, me imagino
dentro de unos años, cuando sea más mayor y ya no lleve el pelo largo.
Me veo dando paseos por alguna playa con la mirada serena y mis vaqueros
-a esos no pienso renunciar-, quién sabe si acompañada o sola; una no es
dueña de su destino ni puede saber lo que le depara, ni siquiera si
podré disfrutar de ello o habré partido antes de tiempo.
En cualquier caso, yo me imagino feliz, tranquila y limpia; con limpieza
me refiero a no tener ninguna mota de polvo que me enturbie el alma.
Me gustaría llegar a mi vejez siendo realmente quién soy, habiéndome
conocido que ya es bastante porque cuando uno se conoce y se acepta tal
como es, aprende a perdonarse y a quererse y la convivencia con uno
mismo se torna mucho menos conflictiva y dudosa.
Todos tenemos un karma que cumplir, a veces se enreda y nos desligamos
de nuestro propósito porque acostumbramos a vernos en conjunto y nos
olvidamos de nuestro ser único. No es una actitud egoísta aunque muchos
no puedan entenderlo. Cuando uno defiende su individualidad, lo único
que está haciendo es desarrollarse plenamente como persona y a partir de
ahí, poder interactuar con los demás ofreciendo lo más puro que tiene,
su alma genuína, en estado puro. Es un regalo que no todo el mundo
aprecia y que incluso pueden recriminarte.
Conociéndote, aceptándote y amándote, conoces, aceptas y amas a los
demás; sintiéndote libre, das lo mejor de ti mismo pero es difícil si no
puedes expresarte desde esa libertad.
Hay deudas que se pagan de por vida y el precio es demasiado alto, tanto
que no puedes asumirlo en esta existencia y necesitas otra para saldar
cuentas.
Yo quiero llegar a esa playa limpia y libre de cargas, en paz conmigo
misma y con todos aquellos que no creen en mi libertad, porque los que
creen, ya no formaran parte de mi deuda sino de mi paisaje.
A. Aroca
En esto de imaginar -de lo que tengo bastante experiencia-, me imagino
dentro de unos años, cuando sea más mayor y ya no lleve el pelo largo.
Me veo dando paseos por alguna playa con la mirada serena y mis vaqueros
-a esos no pienso renunciar-, quién sabe si acompañada o sola; una no es
dueña de su destino ni puede saber lo que le depara, ni siquiera si
podré disfrutar de ello o habré partido antes de tiempo.
En cualquier caso, yo me imagino feliz, tranquila y limpia; con limpieza
me refiero a no tener ninguna mota de polvo que me enturbie el alma.
Me gustaría llegar a mi vejez siendo realmente quién soy, habiéndome
conocido que ya es bastante porque cuando uno se conoce y se acepta tal
como es, aprende a perdonarse y a quererse y la convivencia con uno
mismo se torna mucho menos conflictiva y dudosa.
Todos tenemos un karma que cumplir, a veces se enreda y nos desligamos
de nuestro propósito porque acostumbramos a vernos en conjunto y nos
olvidamos de nuestro ser único. No es una actitud egoísta aunque muchos
no puedan entenderlo. Cuando uno defiende su individualidad, lo único
que está haciendo es desarrollarse plenamente como persona y a partir de
ahí, poder interactuar con los demás ofreciendo lo más puro que tiene,
su alma genuína, en estado puro. Es un regalo que no todo el mundo
aprecia y que incluso pueden recriminarte.
Conociéndote, aceptándote y amándote, conoces, aceptas y amas a los
demás; sintiéndote libre, das lo mejor de ti mismo pero es difícil si no
puedes expresarte desde esa libertad.
Hay deudas que se pagan de por vida y el precio es demasiado alto, tanto
que no puedes asumirlo en esta existencia y necesitas otra para saldar
cuentas.
Yo quiero llegar a esa playa limpia y libre de cargas, en paz conmigo
misma y con todos aquellos que no creen en mi libertad, porque los que
creen, ya no formaran parte de mi deuda sino de mi paisaje.
A. Aroca
No suelo titular ninguno de mis dibujos, tampoco les pongo fecha ni otro
distintivo en los archivos que me facilite su búsqueda posterior. A
estos les he llamado abstractos y los he numerado, el término es muy
amplio y tiene una extensa cabida.
Con lo ordenada que soy para todo, en esto de la pintura soy muy
anárquica, indisciplinada e impulsiva. La gente piensa que a los que nos
gusta pintar, cualquier hora es buena, que estamos siempre dispuestos
pero eso no me pasa a mí, solo pinto cuando tengo ganas, -tengo suerte
de no ganarme la vida con el pincel- y me aburre hacer dos retratos
seguidos y mucho más si son por encargo. Ultimamente no pinto nada, no
hay ningún motivo que me inspire a pesar de tener una caja de botes de
acuarelas sin estrenar. No puedo obligarme, no me saldría nada decente;
prefiero la pluma que me cura más. Mucha gente ha dicho de mí que soy
artista, yo no lo creo, artista es la persona que vive del arte y para
el arte, yo solo soy una aprendiz.
A. Aroca
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