*LA TEMPESTAD*


Me siento como un barco después de haber atravesado una tormenta; una
tormenta que ha destrozado la quilla y ha rajado mis velas. Sin embargo,
la brújula sigue intacta, y con ella, he regresado a puerto, a mi casa.

Ninguna visión es clara cuando se navega entre olas turbulentas, solo
una mar en calma es capaz de reflejar lo que hay en la superficie, solo
a través de una mar en calma se puede entrever el fondo.

Por suerte, ninguna tormenta dura para siempre y en algún momento u
otro, cesa el temporal y el sol vuelve a brillar sobre el horizonte.

Es una gran suerte que después de tantos extravíos, haya alguien en la
bahía que no se cansó de esperarme.


A. Aroca

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