UNA RÁFAGA DE VIENTO
Todo está en calma en la
habitación, el silencio instalado por largo tiempo acompaña al gris
de las paredes y las hojas de los recuerdos yacen apiladas sobre la
mesa, uniformes y desangeladas. El tiempo transcurre en aquél
espacio sin vida lleno de luces y sombras hasta que alguien abre la
ventana y se cuela una ráfaga de viento.
Un soplo de aire fresco empuja la
cortina transparente de improviso y le da vida, parecen las alas de
un ángel; todo se remueve, como si se refrescara el ambiente por
momentos y las hojas apiladas, se esparcen por el suelo tras un leve
vuelo, descolocándose y alterando así el orden cronológico de una
historia que no tiene fin.
A. Aroca
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