Los recuerdos te dan un pellizco de nostalgia en el corazón.
Ahora con las nuevas tecnologías, uno puede guardar cientos de fotos y
de archivos en un CD, o en un pen que ocupa menos que un mechero, pero
la sensación de abrir una caja llena recuerdos no tiene comparación.
Entre ellos, estas postales que recibí en mi adolescencia, guardadas
como un tesoro aunque lo mejor no está en las ilustraciones de las
tarjetas sino en lo que se escribía al dorso. El encanto de la
caligrafía y del matasellos, de esa firma apresurada casi sin espacio,
de ese sentimiento expresado entre cuatro esquinas, no tiene precio.
Los recuerdos te dan un pellizco de nostalgia en el corazón.
A. Aroca
es cierto, hemos perdido con la tecnología, que añoranza de esas postales
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