ESAS MADRES DE ANTES


La introspección a la que me he acostumbrado últimamente no me ha hecho perder el interés por el conocimiento, por ese afán de saber y explorar todo aquello que viene a parar a mi azotea. Una frase, un título sugerente, una conversación, una noticia, un dato, una canción, un artículo, un itinerario, una vida... todo lo que no conozco genera en mí una curiosidad inmensa, tal vez más de la que puedo procesar o me puedo permitir por las circunstancias.
Todo lo que era sólido, un título muy sugerente -comentaba un amigo haciendo referencia al libro que estaba leyendo de Muñoz Molina- pero muy terrenal, decía también. Tal vez quiso decir real y aplastante, como la losa de la certidumbre que evidencia los hechos, como las advertencias desoídas de nuestras madres y que se cumplen después con pronóstico riguroso.
¡Cuanta razón tenía mi madre en tantas cosas! la mía y todas esas madres que hoy pagan injustamente por los excesos de ambición de sus hijos a los que soltarían sin duda su retahíla sobre no abarcar más de lo que se puede pero que por su bondad o ingenuidad contribuyeron al desastre y ahora se ven en la calle.
No me he leído el libro pero sí algunas frases y sí, sin duda es muy terrenal como todas las ambiciones a las que nos vemos sometidos, las propias y las ajenas, las que nos tocan por costumbre por cercanía o por sistema, y vuelvo a recordar a aquellas madres de antes de la democracia cuando le pedíamos algo argumentando que fulanito también lo tenía y nos preguntaba:
¿y si fulanito se tira al río te tiras tu también?. Sinceramente, creo que nos hubiese ido mejor de haber hecho caso a esas madres de antes. 


A. Aroca  

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