LA LLUVIA

Cae
la lluvia y mis árboles se visten de gotas de agua; diminutas
partículas transparentes que se adhieren a sus hojas como si no
quisieran llegar al suelo, como si no quisieran desvanecerse en la
nada, como si quisieran llamar la atención de la naturaleza, tan
sabia pero tan fría a veces.
Adornan los árboles de mi paisaje diario,
aquellos que saben de mi melancolía, como si fuesen abetos de
navidad pero ya estamos al final de enero. Han caído muchas gotas,
cansadas y aburridas desde el pasado invierno, y yo las he visto a
todas, una tras otra, resbalarse por las ramas y desaparecer ante el
impasible, silencioso e inconmovible tiempo.
A.
Aroca

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