PIDE UN DESEO
A. Aroca
Pide un deseo,-me dijo entusiasmada cuando vimos caer una de
esas estrellas fugaces-. Y empecé a pensar en mil cosas a la vez intentando atinar
con mi petición. Había muchas cosas que podía querer en ese momento pero no
debían ser importantes porque no encontraba la prioridad entre ellas, así que
me di cuenta que en realidad no deseaba nada especial digno de un cumplimiento
por las estrellas.
¡Vamos, lo has pedido ya! – me repetía zarandeando mi hombro
como si se terminara el tiempo-. Sí,sí. Le dije para que se quedara tranquila
mientras contemplaba la oscuridad del cielo salpicado de motitas blancas. Menos
mal que se suponía que era secreto y no me preguntó lo que había pedido.
Me sentí mal por ser tan indecisa y pensé en
lo que me costaba decidirme por cualquier cosa. Siempre buscando los pros y los
contras, será mejor esto, será peor aquello… Tal vez esa característica mía
tenía mucho que ver con las oportunidades que se me habrían escapado a lo largo
de la vida, yo que tanto hablo de la espontaneidad, de la fluidez y de todas
esas chorradas que a la hora de la verdad no sé poner en práctica.
Después me di cuenta que no era tan malo lo que me
había pasado y que si no atiné con un deseo es porque en realidad no deseaba
nada, salvo eliminar aquél estado de ansiedad e inquietud que me produjo el
tener que pedir algo a contrareloj.A. Aroca