"el aleteo de las alas de una mariposa, se puede sentir al otro lado del mundo" (proverbio chino)
El naufragio del hombre.
“Maneje su carro con un solo dedo”, “conozca el mundo sin salir de casa”, “endurezca sus glúteos sin levantarse del sillón”, “hágase millonario sin esfuerzo”, “compre desde su hogar”, “lo hacemos todo por usted”, “hable más tiempo, más lejos, más barato”, “beba, coma, duerma, rásquese, mire”, “no lo piense más: haga daño”, “nosotros disparamos mientras usted descansa”, “produzca diez toneladas de basura con un solo euro”, “mate más niños a menos precio”, “mutílese gratis”, “destruya el planeta desde la pantalla de su ordenador”, “no lea, no piense, no luche, no se canse, no viva: vea la televisión”.
Santiago Alba Rico, filósofo y ensayista, analiza la cultura capitalista en su libro filosófico con toques antropológicos "El Naufragio del Hombre":
El placer de hacerlo todo pedazos
El placer de hacerlo todo pedazos
"Lo único que no cuesta nada es la esclavitud;
lo único que no requiere esfuerzo es la derrota;
lo más cómodo es dejarse destruir.
lo único que no requiere esfuerzo es la derrota;
lo más cómodo es dejarse destruir.
Fuente: Una antropóloga en la luna.
DESCUBRIR UN PAÍS
Emocionarse, prepararse, explorar cada rincón lleno de misterio,
descubrir todos los placeres que genera la novedad de lo extraño.
Puede que decidas regresar si la primera vez te atrapa o puede que no
regreses jamás si no te gusta, si no ha colmado tus expectativas o te
parece demasiado peligroso; hay que ser valiente para adentrarse en
territorio ajeno.
Visitar un país necesita su tiempo, no solo pequeñas visitas que no te
llevarán mucho más allá de la frontera.
Visitar un país es siempre una aventura, una esperanza, un halo de
frescura y también un riesgo.
Descubrir un país es en definitiva como descubrir un cuerpo, o al revés.
A. Aroca
Emocionarse, prepararse, explorar cada rincón lleno de misterio,
descubrir todos los placeres que genera la novedad de lo extraño.
Puede que decidas regresar si la primera vez te atrapa o puede que no
regreses jamás si no te gusta, si no ha colmado tus expectativas o te
parece demasiado peligroso; hay que ser valiente para adentrarse en
territorio ajeno.
Visitar un país necesita su tiempo, no solo pequeñas visitas que no te
llevarán mucho más allá de la frontera.
Visitar un país es siempre una aventura, una esperanza, un halo de
frescura y también un riesgo.
Descubrir un país es en definitiva como descubrir un cuerpo, o al revés.
A. Aroca
Alegría
Uno tiene derecho a la alegría. A veces es humo o es niebla o es celaje. Pero detrás de esas demoras ella está, esperando. Siempre hay una hendija del alma por donde la alegría asoma sus despabiladas pupilas. Entonces el corazón se vuelve más vivaz, se extrae de su quietud y es casi pájaro.
La alegría sobreviene después de las ausencias, al fin de las nostalgias. Si uno se reencuentra con lo amado y su revelación unánime, es lógico que el gozo nos abrace y a uno le vienen las ganas de cantar. Aunque no tenga voz, aunque esté ronco de pasadas angustias.
Después de todo la alegría es un préstamo, no nos pertenece. Es una locurita, un premio pasajero, pero la disfrutamos como si fuera propia, como un lucro, como una primavera de la vida. Ella se aferra al tiempo, arrastra su poquito de la infancia y se mete soplando en la vejez.
Semana tras semana, año tras año, la alegría va llenando vacíos. Hasta que no puede más y se vuelve tristeza.
Mario Benedetti - Vivir adrede.
LO QUE NOS PERTENECE. Reflexión para el fín de semana.
Cada uno tiene que cargar con su propia mochila, la que nos corresponde
por destino o por cualquier otra circunstancia, pero lo cierto es que
cada uno debe asumir su propio peso. Podemos ayudar al otro, pero no
llevar su carga porque entonces soportarías un peso que no te
corresponde y te sentirías cada vez más pesado y por lo tanto, peor y
éste hecho irá influenciando gradualmente en muchos aspectos de tu
vida, sobretodo en lo emocional, que es lo que primero se verá afectado.
A veces nos sentimos en la oblgación de llevar el peso de otros por
diversos motivos: deber, compromiso, costumbres y costumbre, porque
tanto lo bueno como lo malo acaba por convertirse en rutina.
En el caso de nuestros hijos, tendemos a sobreprotegerlos en vez de
enseñarles a ser autosuficientes y a vivir como seres independientes y
libres; nos hacemos cargo de sus mochilas llenas de responsabilidades
para evitarles sufrimiento y los malacostumbramos a ir ligeros como
plumas, con lo cual la futura caída es inevitable.
Nadie debería depender de ningún otro en ningún aspecto, ni económica ni
afectiva ni personalmente; viviríamos con plena libertad, lo que haría
que las personas se reunieran por elección y no por necesidad. Sin
embargo, con el panorama económico actual, cada vez se torna más difícil
la independencia económica, de la que provienen por desgracia, todas las
demás.
A veces, es también un patrón cultural. Somos mejores padres, parejas o
amigos por cargar con la mochila del otro y cuando te das cuenta de lo
erróneo de esa creencia, ya estás demasiado lejos como para retroceder.
Otra cuestión añadida es la culpa. Las mochilas están repletas de
culpas: culpas propias y ajenas, recogidas en un mismo saco de
desconcierto y desesperanza que no se vacía con el tiempo sino muy al
contrario porque por sus agujeros entran sin darte cuenta el
resentimiento, el hastío y la resignación.
Sería bueno entender que no existen culpables, solo errores; errores
subsanables, problemas con solución porque todos los callejones tienen
salida menos el de la muerte, que a veces también constituye una salida
para el sufrimiento aunque esa puerta, solo puede abrirla Dios.
Así que coloca en tu mochila tu propio peso y deja que cada uno soporte
la suya. Camina equilibrado por los senderos que te marca la vida; el
camino, largo o corto, fácil o dificultoso empieza con un solo paso, el
que te llevará a conseguir lo que te corresponde porque imposible no es
aquello que no podamos alcanzar, sino aquello que no está en nuestro
camino y por lo tanto, no nos pertenece.
A. Aroca
Cada uno tiene que cargar con su propia mochila, la que nos corresponde
por destino o por cualquier otra circunstancia, pero lo cierto es que
cada uno debe asumir su propio peso. Podemos ayudar al otro, pero no
llevar su carga porque entonces soportarías un peso que no te
corresponde y te sentirías cada vez más pesado y por lo tanto, peor y
éste hecho irá influenciando gradualmente en muchos aspectos de tu
vida, sobretodo en lo emocional, que es lo que primero se verá afectado.
A veces nos sentimos en la oblgación de llevar el peso de otros por
diversos motivos: deber, compromiso, costumbres y costumbre, porque
tanto lo bueno como lo malo acaba por convertirse en rutina.
En el caso de nuestros hijos, tendemos a sobreprotegerlos en vez de
enseñarles a ser autosuficientes y a vivir como seres independientes y
libres; nos hacemos cargo de sus mochilas llenas de responsabilidades
para evitarles sufrimiento y los malacostumbramos a ir ligeros como
plumas, con lo cual la futura caída es inevitable.
Nadie debería depender de ningún otro en ningún aspecto, ni económica ni
afectiva ni personalmente; viviríamos con plena libertad, lo que haría
que las personas se reunieran por elección y no por necesidad. Sin
embargo, con el panorama económico actual, cada vez se torna más difícil
la independencia económica, de la que provienen por desgracia, todas las
demás.
A veces, es también un patrón cultural. Somos mejores padres, parejas o
amigos por cargar con la mochila del otro y cuando te das cuenta de lo
erróneo de esa creencia, ya estás demasiado lejos como para retroceder.
Otra cuestión añadida es la culpa. Las mochilas están repletas de
culpas: culpas propias y ajenas, recogidas en un mismo saco de
desconcierto y desesperanza que no se vacía con el tiempo sino muy al
contrario porque por sus agujeros entran sin darte cuenta el
resentimiento, el hastío y la resignación.
Sería bueno entender que no existen culpables, solo errores; errores
subsanables, problemas con solución porque todos los callejones tienen
salida menos el de la muerte, que a veces también constituye una salida
para el sufrimiento aunque esa puerta, solo puede abrirla Dios.
Así que coloca en tu mochila tu propio peso y deja que cada uno soporte
la suya. Camina equilibrado por los senderos que te marca la vida; el
camino, largo o corto, fácil o dificultoso empieza con un solo paso, el
que te llevará a conseguir lo que te corresponde porque imposible no es
aquello que no podamos alcanzar, sino aquello que no está en nuestro
camino y por lo tanto, no nos pertenece.
A. Aroca
*ESCAPADAS EMOCIONALES*
Ante la imposibilidad de huir físicamente, se pueden hacer escapadas
emocionales que es lo mismo que evadirse o retirarse de la realidad
cotidiana, del mundanal ruído y del resto de la especie sin desaparecer
del mapa geográfico de costumbre.
Es curioso como algo tan fácil y tan entendible, suele molestar a los de
alrededor, que enseguida te tachan de raro, solitario o excéntrico.
Cuando algo no se conoce o no se comprende, lo primero que hacemos es
ponerle nombre, con no muy buen gusto; esa maldita costumbre de
catalogar a los que actúan de forma diferente a uno mismo.
Todo el mundo puede viajar físicamente pero no todos pueden llegar a
donde les lleve su mente, simplemente porque están demasiado ocupados
con la vida de los demás.
A. Aroca
Ante la imposibilidad de huir físicamente, se pueden hacer escapadas
emocionales que es lo mismo que evadirse o retirarse de la realidad
cotidiana, del mundanal ruído y del resto de la especie sin desaparecer
del mapa geográfico de costumbre.
Es curioso como algo tan fácil y tan entendible, suele molestar a los de
alrededor, que enseguida te tachan de raro, solitario o excéntrico.
Cuando algo no se conoce o no se comprende, lo primero que hacemos es
ponerle nombre, con no muy buen gusto; esa maldita costumbre de
catalogar a los que actúan de forma diferente a uno mismo.
Todo el mundo puede viajar físicamente pero no todos pueden llegar a
donde les lleve su mente, simplemente porque están demasiado ocupados
con la vida de los demás.
A. Aroca
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